Carlos Fuentes, uno de los intelectuales y novelistas más influyentes de México y del mundo hispanohablante, fue una figura cosmopolita cuya vida transcurrió entre varias capitales del mundo. Miembro destacado del llamado «Boom latinoamericano», su obra y su pensamiento trascendieron fronteras, y sus hogares se convirtieron en reflejos de su universo literario y personal. Aunque el maestro Fuentes falleció en 2012, la pregunta sobre dónde vivió Carlos Alberto Fuentes sigue siendo relevante, ya que sus casas no eran simples moradas, sino verdaderos epicentros de creación, debate y cultura.
A diferencia de otras celebridades que eligen mansiones ostentosas, las residencias de Fuentes eran santuarios dedicados a la literatura y al pensamiento. Sus dos bases principales, una en la bulliciosa Ciudad de México y otra en la histórica Londres, encapsulan la dualidad de un hombre profundamente mexicano pero con una visión universal. Explorar estos lugares es adentrarse en el mapa personal de un gigante de las letras, entendiendo cómo el espacio físico moldeó una de las obras más importantes del siglo XX.

El Corazón de su Universo: La Casa en San Jerónimo, Ciudad de México
La residencia más emblemática y el verdadero hogar de Carlos Fuentes se encontraba en el sur de la Ciudad de México, específicamente en el barrio de San Jerónimo Lídice. Esta no era una casa cualquiera; fue un refugio diseñado a la medida de un escritor, un espacio que respiraba literatura por cada rincón. La propiedad, oculta tras un muro y una densa vegetación, fue el lugar donde gestó gran parte de su obra y donde albergó su legendaria biblioteca personal.
Diseñada en la década de 1970 por el reconocido arquitecto modernista Francisco Artigas, la casa es un ejemplo de integración con la naturaleza. Con enormes ventanales que se abrían a un jardín frondoso, el interior estaba constantemente bañado de luz y verde, creando la atmósfera de paz y concentración que Fuentes necesitaba para su disciplina de escritura diaria. En una ciudad llena de figuras influyentes, desde magnates hasta líderes políticos, la casa de Fuentes era un faro cultural. Su influencia en el discurso público era tan notable como la de otros titanes de la capital, como lo es el magnate Carlos Slim en el ámbito empresarial, aunque desde la trinchera de las ideas y las letras.
Un Refugio de Creación y Pensamiento
La casa de San Jerónimo era famosa por ser el punto de encuentro de la élite intelectual, artística y política de México y del mundo. Por sus salas pasaron presidentes, premios Nobel y cineastas. Sin embargo, su corazón latía en la biblioteca: un espacio impresionante que llegó a contener más de 20,000 volúmenes, cuidadosamente leídos y anotados por el escritor. Era su herramienta de trabajo, su mapa del conocimiento y su mayor tesoro.
Las características que definían este espacio eran claras:
- Diseño modernista: Obra del arquitecto Francisco Artigas, con espacios abiertos y líneas limpias.
- Integración con la naturaleza: Amplios ventanales y jardines que proporcionaban un ambiente de serenidad.
- La Biblioteca: El núcleo de la casa, un vasto universo de libros que reflejaba la erudición de Fuentes.
- Centro de reunión: Un salón donde se daban cita las mentes más brillantes de su tiempo.
- Privacidad y aislamiento: A pesar de estar en una gran urbe, la casa funcionaba como un santuario aislado del ruido exterior.
El Legado de la Propiedad tras su Partida
Tras el fallecimiento de Carlos Fuentes en 2012, su viuda, la periodista Silvia Lemus, continuó habitando la casa, convirtiéndose en la guardiana de su legado. Ha habido un deseo público y familiar de que la residencia y, sobre todo, la monumental biblioteca, se conviertan en la sede de la Fundación Carlos Fuentes. El objetivo sería preservar el acervo y hacerlo accesible a investigadores y al público, perpetuando así la memoria y el pensamiento del autor. Por ahora, sigue siendo una residencia privada.
Su Otra Morada: Un Pie en Londres y Otro en el Mundo
Carlos Fuentes no se puede entender sin su faceta internacional. Durante décadas, dividió su tiempo entre México y Europa, manteniendo una importante residencia en Londres. Su apartamento se encontraba en el exclusivo y céntrico barrio de Kensington, un lugar que le ofrecía tanto el anonimato como el acceso a la vibrante vida cultural europea. Londres era su contrapunto a la Ciudad de México, un lugar desde donde observaba el mundo con otra perspectiva.
Esta dualidad residencial le permitía nutrir su obra con experiencias diversas. Mientras México era la raíz, la materia prima de novelas como «La región más transparente», Londres y sus viajes por el mundo le daban el contexto universal. Además de estas dos bases, Fuentes fue profesor en prestigiosas universidades como Harvard, Princeton, y Cambridge, lo que implicaba residencias temporales en distintas ciudades, enriqueciendo aún más su visión cosmopolita.
La siguiente tabla compara sus dos principales hogares:
| Característica | Residencia en San Jerónimo (CDMX) | Residencia en Kensington (Londres) |
|---|---|---|
| Ubicación | San Jerónimo Lídice, Ciudad de México | Barrio de Kensington, Londres, Reino Unido |
| Función Principal | Principal centro de escritura y vida familiar | Base europea, refugio para escribir y socializar |
| Arquitectura | Modernista, diseñada por Francisco Artigas | Apartamento de estilo clásico londinense |
| Importancia | Sede de su mítica biblioteca y epicentro cultural | Conexión con la vida intelectual europea |
| Estado Actual | Residencia privada (legado de su viuda) | Propiedad privada |
En definitiva, los lugares donde vivió Carlos Fuentes fueron extensiones de su personalidad: complejos, cultos y abiertos al mundo. Su casa en México permanece como el símbolo de su arraigo y su amor por su país, mientras que su vida en Londres demuestra su estatus como un ciudadano universal de la República de las Letras.